BREVE HISTORIA DE LA CANFRANC-ZARAGOZA

Corría el año 1.982 cuando a Fernando se le ocurrió la genial idea. En realidad no era suya, muchos años antes, su tío, no había podido resistir la tentación de subirse con su bicicleta en el Canfranero y bajarse hasta Zaragoza pedaleando. Así que no le costó mucho convencer a Ramón y a Ángel para intentar emular su aventura. Solo Ramón sabía lo que hacía, ya que ni Fernando ni Ángel conocían lo que era recorrer 15 o 20 Km. en bici; de hecho Fernando se compró su famosa Orbea Donosti para esta hazaña.

Así que después de una confortable noche en el desaparecido Hotel Internacional de la antigua estación de Canfranc, emprendieron la PRIMERA BAJADA CANFRANC-ZARAGOZA. Les pasó de todo, lluvia, averías, se bajaron de la bici en muchas cuestas ... pero al final, muy entrada la tarde del domingo, tres ciclistas, uno de ellos pedaleando con un único pedal, (el otro lo habia perdido el la aventura), entraban por fin desde el puente del Gállego por la Avenida de Cataluña, y teniendo al frente la vista del Pilar pensaban... ¡ Al fin te veo Ebro famoso !

La semilla estaba sembrada, y al año siguiente cuatro bicicletas Orbea, con Julio, Pablo, Fernando y Ángel volvían a realizar la gesta, con mucha mas comodidad y con un increíble ahorro de tiempo y esfuerzo.

La tradición de la CANFRANC-ZARAGOZA comenzaba a fraguarse y al año siguiente la voz se fué corriendo hasta completarse un grupo de 10 ciclistas con ¡ coche de apoyo !.

Los nombres de al menos 80 ciclistas y acompañantes con los colores del arco iris en sus camisetas, se iban a ir alternando a partir de entonces año tras año, disfrutando de la amistad, la bicicleta y los paisajes, no por tantas veces vistos, menos hermosos: Collarada, Oroel, Anzánigo, Riglos, Ayerbe, Sotonera ... y sobre todo el buen humor y los mejores alimentos; como no mencionar el bocadillo en el Oroel, la paella del Jabalí, la cena en casa de Mari Luz, el sabor de las tortas de Ayerbeo la comida de despedida en Las Parras bién acompañada de café y helado en San Mateo.

Tampoco podemos decir que todo han sido parabienes, ya que ha habido más de un par de tozolones, alguno de consideración, ¡ toca madera !, el robo de una bicicleta, además de alguna diarrea, despistes, multas,... pero sin emoción no hay alegría.

Destacamos que algunos de los que comenzaron como domingueros en esta salida, han alcanzado fama y gloria en pruebas nacionales e incluso internacionales; y otro hecho a reseñar, ya están participando segundas generaciones: Fátima, Rebeca, Sara, Enrique y Marta son notables ejemplos.

Merecen nuestra admiración quienes para acudir a esta cita deportivo-gastronómico-festiva se desplazan cientos de kilómetros, interrumpen sus vacaciones o cruzan la Península Ibérica de punta a punta.

Al llegar la XX BAJADA CANFRANC-ZARAGOZA, que ya se convirtió en clásica allá por el año 1.991, esperamos, esta vez con mayor razón si cabe, volver a contar contigo para disfrutar al máximo de estas dos jornadas inolvidables que ya hemos hecho todos casi imprescindibles en nuestro calendario.